Verdades Impuestas

La sublime realidad se torna difusa en las almas del dolor. El camino me engaña. Las máscaras me observan. Esa realidad, ese despertar sombrío que acude todas las mañanas entre las formas irreconocibles de las telas. Me invaden. Todo el tiempo lo están haciendo. Invaden mis pensamientos pretendiendo apoderarse de mi laberinto. -¡Oh! ¡Fuerza de la penumbra! Posa tus delicados dedos sobre mí, desgárrame cada debilidad que demuestre! No me dejes condenada en ese mundo ingenuo.

No voy a desertar. Nunca les cederé el paso. No vencerán. No sustituirán mis verdades… por un presumido puñado de ilusiones. La existencia atrofiada no lo entiende...y nuestros ojos, están tan solos.